Una hembra de cocodrilo se reproduce sin macho ni sexo
Por vez primera en la historia, un equipo de científicos ha sido testigo de un cocodrilo que ha logrado fertilizar sus huevos sin que haya habido intervención de un macho para la fecundación. Sin sexo ni macho. La hembra, un cocodrilo americano (Crocodylus acutus) de un par de años de edad y que vive en cautividad, había sido situada en un circuito apartado en el Parque Reptilandia Park en C. Rica, donde ha continuado sola a lo largo de dieciseis años.
En dos mil dieciocho, los trabajadores del parque vieron de qué manera el cocodrilo hembra cuidaba de catorce huevos en su apartado y solitario circuito. Se trata del primer ‘nacimiento virginal‘ en cocodrilos, un fenómeno conocido en el campo científico como partenogénesis.
Una hembra de cocodrilo se reproduce sin macho ni sexo
¿Qué es la partenogénesis?
La partenogénesis es una forma de reproducción asexual en la que un óvulo no fertilizado se transforma en una descendencia viable. El proceso implica la activación y desarrollo del óvulo sin la contribución genética de un gameto masculino. En cambio, el material genético del óvulo se duplica o recombina para dar sitio a un individuo genéticamente único.
¿Es frecuente en el reino animal? En ciertas especies así lo es. La partenogénesis, derivada de las palabras griegas «parthenos» (que significa virgen) y «génesis» (que significa creación), ofrece una visión notable de la diversidad y adaptabilidad de las estrategias reproductivas en la naturaleza. Existen muchos taxones animales, incluidos insectos, reptiles, peces e inclusive ciertas especies de aves y mamíferos que se reproducen a través de partenogénesis. Mas jamás ya antes había sido observada en cocodrilos.
Los estudiosos afirmaron que este descubrimiento da «percepciones tentadoras», lo que sugiere que sus ancestros evolutivos, como los dinosaurios, asimismo podrían haber sido capaces de reproducirse a sí mismos.
Cocodrilo
¿Eclosionaron los huevos?
Una vez divisados los huevos, el equipo aguardó a lo largo de meses, mas ninguno de los huevos eclosionó por sí mismo, así que los abrieron. ¿Qué pasó con ellos? 6 de los huevos estaban llenos de contenido irreconocible, muy seguramente células inmaduras, mas un huevo generó un embrión absolutamente desarrollado que murió a término. Las pruebas genéticas determinaron que el embrión femenino era prácticamente idéntico al de la madre, con una coincidencia de ADN del noventa y nueve con nueve por ciento. Esto asimismo probó que el embrión carecía de padre y que la descendencia se generaba por reproducción asexual.
Los cocodrilos se apartaron de otros dinosaurios hace unos doscientos cuarenta millones de años, mas estos viejos lagartos asimismo comparten un antepasado común con las aves que datan de cuando menos doscientos sesenta y siete millones de años; esto es, las aves y los cocodrilos descienden de los arcosaurios, que incluyen dinosaurios y pterosaurios. Y, con la prueba de que tanto los cocodrilos como las aves pueden generar crías sin aparearse, los estudiosos apuntan a que puede tratarse de «un rasgo que seguramente tenga un antepasado común distante de estos estirpes», lo que quiere decir que los dinosaurios asimismo podrían haber exhibido «nacimientos vírgenes».
A lo largo de un buen tiempo, se creyó que la partenogénesis era un síndrome de cautiverio impulsado por animales mantenidos en aislamiento, mas los especialistas explican que en los últimos tiempos se han encontrado más y más partenógenos en la naturaleza, como las víboras cabeza de cobre y boca de algodón. Ahora, hay que sumar a los cocodrilos a esta lista de animales con capacidad de partenogénesis.
No obstante, no es oro todo cuanto reluce: la partenogénesis tiene sus restricciones. Puesto que la descendencia producida por medio de la partenogénesis hereda material genético solamente de la madre, limita el potencial de alteración genética y puede limitar la adaptabilidad a ambientes alterables
Referencia:
Discovery of facultative parthenogenesis in a new world crocodile Warren Booth , Brenna A. Levine , Joel B. Corush , Mark A. Davis , Quetzal Dwyer , Roel De Plecker and Gordon W. Schuett Published:07 June dos mil veintitres DOI: https://doi.org/10.1098/rsbl.2023.0129 PubMed:37282490 Published by:Royal Society On line ISSN:1744-957X