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Shakespeare & Company, la librería de la «Lost Generation»

La librería más icónica de París

La literatura siempre ha sido parte esencial de la cultura, pero incluso más en París. Tras la Primera Guerra Mundial, esta ciudad se convirtió en un escape para artistas, intelectuales y escritores que buscaban la inspiración perdida en el conflicto bélico. En este sentido, Shakespeare & Company se erigió como una de las librerías más emblemáticas de la ciudad, frecuentada por personas como Gertrude Stein, Simone de Beauvoir, Ernest Hemingway y Francis Scott Fitzgerald.

Un refugio intelectual

Ubicada en la rue de l’Odéon número 12, la Shakespeare & Company fue fundada por Sylvia Beach y Adrienne Monnier en 1919. Esta librería se destacó por ofrecer un amplísimo catálogo de novelas en inglés, un recurso difícil de encontrar en esa época. Además, innovaron con un sistema de préstamos que conquistó a figuras como James Joyce, Ezra Pound y D. H. Lawrence.

En su interior, Shakespeare & Company se convirtió en un espacio seguro y un pedestal para escritores emergentes que buscaban publicar sus primeras obras. Aquí, James Joyce publicó la primera edición de su aclamada obra «Ulises», mientras que Hemingway le dedicó un capítulo de su libro «París era una fiesta».

De la clausura a una nueva era

Durante la Segunda Guerra Mundial, Sylvia Beach mantuvo la librería abierta hasta 1941, cuando las fuerzas nazis intentaron clausurarla y requisar sus bienes. Luego de años de supervivencia, George Whitman llegó a París y abrió Le Mistral en el 37 de la rue de la Bûcherie. Esta librería especializada en libros en inglés continuó el legado de Shakespeare & Company, atrayendo a una nueva generación de autores como Jack Kerouac y William Burroughs.

En 1958, durante una lectura de Lawerence Durrell, Whitman conoció a Sylvia Beach y, al considerar que Le Mistral continuaba el legado de Shakespeare & Company, Beach lo nombró su “heredero”. Tras la muerte de Beach, Le Mistral se convirtió en la actual Shakespeare & Company, un espacio que ocupa seis plantas del edificio y que ofrece alojamiento a viajeros a cambio de trabajo en la librería.

El proyecto Shakespeare & Company

Tras establecerse, Sylvia Beach decidió no destruir los registros de su librería, lo que permitió que estos fueran donados a Princeton en 1964. A través del Shakespeare & Company Project, estos documentos fueron digitalizados y analizados para ofrecer una nueva dimensión a las biografías de las figuras que frecuentaban la librería. Esta iniciativa permitió conocer el listado de libros prestados por grandes autores y la duración de su membresía, lo que contribuye a revivir la atmósfera única que se respiraba en la época dorada de París.

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