¿Nuestro aspecto se corresponde con nuestro nombre de pila?
¿Influencia del nombre en nuestro aspecto?
A menudo se dice que no deberíamos juzgar un libro por su portada. Pero casi inevitablemente, valoramos enseguida la inteligencia, fiabilidad o carácter de las personas simplemente por su aspecto físico. Sin embargo, ¿podría influir el modo en que la gente nos juzga en nuestro aspecto? Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén examinó precisamente esta posibilidad.
El experimento y los resultados
Para llevar a cabo el estudio, se mostraron fotografías en color con el rostro de completos desconocidos a un grupo de personas. A continuación, se presentó una lista de posibles nombres a los encuestados y se les pidió que identificaran el nombre de pila del desconocido basándose solo en su aspecto facial. Los resultados fueron sorprendentes.
Los encuestados lograron identificar correctamente el nombre de una persona basándose exclusivamente en su aspecto facial en un alto porcentaje de ocasiones, superando las probabilidades esperadas. Incluso cuando se les omitió la edad y el origen étnico, mantuvieron su capacidad de acertar. Parece que hay algo más que simples indicios socioeconómicos en juego.
La influencia del nombre en el aspecto facial
Al considerar cuatro posibles nombres -Jacob, Dan, Josef o Nathaniel- al mirar la cara de una persona, los encuestados lograron asignar correctamente el nombre ‘Dan’ en un 38% de las veces, lo cual supera las probabilidades esperadas. Esto indica que existe una conexión entre el nombre y el aspecto físico de una persona, como si nuestras caras se adaptaran a las expectativas asociadas con nuestros nombres.
Este fenómeno se corroboró al permitir a las personas analizar solo el peinado de un desconocido para adivinar su nombre. Los resultados mostraron que la gente elige peinados que encajan con estereotipos asociados a sus nombres. Además, se observó que esta correlación entre nombre y aspecto físico se aplica en diferentes culturas.
El «efecto Dorian Gray»
Los investigadores también encontraron evidencia de que esta habilidad para vincular caras y nombres no es exclusiva de los humanos. En un experimento anterior, los ordenadores fueron capaces de elegir correctamente el nombre de una gran cantidad de rostros diferentes. Esto sugiere que nuestras caras contienen información relevante relacionada con nuestros nombres.
Los expertos argumentan que esto podría ser explicado por el «efecto Dorian Gray», haciendo referencia a la novela de Oscar Wilde. Al igual que en la historia, donde las acciones del personaje principal afectaban su retrato, nuestras personalidades y las expectativas de los demás pueden influir en nuestro aspecto físico.
La importancia de la estructuración social
Este estudio sugiere que el nombre juega un papel importante en la estructuración social y en la compleja interacción entre la identidad propia y la sociedad. Desde el momento en que nacemos, la elección de nuestro nombre por parte de otros tiene un impacto en nuestra identidad, incluso en nuestro aspecto físico. Esto refleja el poder que los factores sociales pueden tener sobre nosotros.
En resumen, nuestro nombre puede influir en cómo nos perciben los demás y en cómo nos vemos a nosotros mismos. Nuestra apariencia física no es independiente de nuestra identidad social. Este estudio nos hace reflexionar sobre la importancia de no juzgar a las personas por su aspecto y nos muestra cómo somos a su vez moldeados por las expectativas de los demás.
Referencias: Zwebner, Y., Sellier, A.-L., Rosenfeld, N., Goldenberg, J., & Mayo, R. ‘We look like our names: The manifestation of name stereotypes in facial appearance’. Journal of Personality and Social Psychology (2017)