Cultura

¿Las cosas suceden por alguna razón o son fruto del azar?

Está en nuestra naturaleza meditar que todo sucede por una razón, mas si miramos atrás a través del tiempo, semeja que nuestra existencia depende más bien de una secuencia galáctica de acontencimientos casuales.

En este nuevo ensayo divulgativo, Sean B.Carroll prueba que nuestra compleja relación con el azar es eminentemente una cuestión de biología cerebral, y aborda cuestiones como por qué, en nuestras psiques, la pérdida de una apuesta se admite como una simple cuestión de mala suerte, al tiempo que, cuando acertamos, tendemos a atribuir el éxito a razones distanciadas de las matemáticas, y lo interpretamos como una justa recompensa por nuestro buen carácter o nuestras acciones, o aun como una contestación a nuestras oraciones.

Este libro convierte nuestra visión del cosmos y la manera en la que nos vemos a nosotros mismos. Desde una perspectiva ocurrente y apoyada en la ciencia, inspirado en figuras como Kurt Vonnegut y los Monty Python, Sean B. Carroll ofrece un relato irreprimiblemente entretenido y estimulante sobre uno de los aspectos más esenciales y menos apreciados de la vida. Los lectores se sorprenderán ante poderoso espectáculo de la colisión de los continentes; frente al estremecedor y veloz ascenso y descenso de los hielos y los océanos; frente a los singulares e invisibles accidentes que están en el origen de cada uno de ellos de nosotros;  y, en suma, frente a la inestabilidad de nuestra presencia en la Tierra, algo bastante difícil de percibir desde nuestras pequeñas vidas, como ante hecho de que los humanos, descendientes de cazadores-colectores capaces de subsistir a un caos inusual, hayamos sido capaces de descubrir tantas cosas en los últimos cincuenta años.

«Este es un libro parcialmente pequeño para un término realmente grande. La ciencia nos ha dado un puñado de planteamientos muy notables durante los siglos, mas han sido recibidos de formas curiosas. Darwin tuvo una buena idea que era muy simple de entender, y, pese a que las pruebas son gigantes y están por todos lados, bastantes personas se niegan a creerla. Einstein propuso un término totalmente nuevo y, pese a que pocas son las personas que lo comprenden o las pruebas para él, la mayor parte semeja creerlo. Monod tuvo una buena idea, mas hoy en día la mayoría de las personas (además de los estudiosos) no han oído charlar ni de él ni de su propuesta. Mi gran esperanza es, puesto que, que este libro pueda ser la segunda ocasión del azar».

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