Gente

Identifica las capas del Sol

El Sol: una mirada a su estructura interna

El Sol, nuestra estrella masiva y vital, es una maravilla celeste que provee la energía necesaria para la vida en la Tierra. Sin la presencia de esta estrella, simplemente no existiríamos. Pero, ¿qué sabemos acerca de la estructura interna del Sol? En este artículo, exploraremos las distintas capas que componen nuestra estrella y descubriremos la fascinante complejidad que la caracteriza.

El núcleo: el corazón ardiente

Comencemos nuestro viaje hacia el centro del Sol, en lo más profundo de su ser. El núcleo es la capa más interna y es aquí donde se produce la fusión nuclear, en un entorno de alta presión y temperatura. Con una densidad de aproximadamente 150 g/cm³ y una temperatura de alrededor de 15 millones de Kelvin, el núcleo es el lugar donde los núcleos de hidrógeno se fusionan para formar helio a través de la cadena protón-protón. Esta asombrosa reacción libera una cantidad inmensa de energía en forma de fotones, neutrinos y energía cinética, proporcionando la fuerza vital que sustenta la vida en nuestro planeta.

La Zona Radiativa: un mar de fotones

Avanzando hacia el exterior del núcleo, nos adentramos en la Zona Radiativa. Aquí, nos encontramos con un mar de fotones que transportan la energía generada en el núcleo hacia el exterior a través de la radiación. Estos fotones viajan a través de una serie de interacciones con la materia, absorbiéndose y reemitiéndose repetidamente en un proceso conocido como difusión radiativa. Esta zona se extiende desde el borde exterior del núcleo hasta aproximadamente el 70% del radio del Sol, con temperaturas que varían desde unos 7 millones de Kelvin en el límite del núcleo hasta aproximadamente 2 millones de Kelvin en el borde exterior.

La Zona Convectiva: un flujo constante

Continuando nuestro recorrido, llegamos a la Zona Convectiva, que se extiende desde la Zona Radiativa hasta la superficie visible del Sol, conocida como fotosfera. En esta capa, la convección se convierte en el mecanismo dominante para transferir energía hacia el exterior, a medida que las temperaturas descienden. Aquí, el plasma caliente y flotante se eleva hacia las regiones más frías y menos densas, liberando su calor y luego hundiéndose nuevamente en un flujo continuo conocido como corrientes de convección. Cabe destacar que el astrofísico danés Ejnar Hertzsprung fue uno de los primeros en investigar la convección en el interior del Sol, sentando las bases para nuestra comprensión actual del transporte de energía en las capas exteriores de las estrellas.

La fotosfera: la superficie visible

Alcanzamos la superficie visible del Sol, conocida como la fotosfera. Esta capa relativamente delgada, con un espesor de aproximadamente 500 kilómetros, es la región que observamos cuando miramos nuestra estrella desde la Tierra. Aquí, encontramos numerosas características, como las manchas solares, que son regiones más frías y oscuras causadas por el campo magnético del Sol que inhibe el flujo de calor ascendente. La temperatura promedio en la fotosfera es de alrededor de 5.800 Kelvin, aunque esto varía según la ubicación y la presencia de manchas solares. Christoph Scheiner, científico del siglo XVII, fue uno de los primeros en documentar estas características en la superficie del Sol, sentando las bases para la investigación solar que continúa en la actualidad.

La cromosfera y la corona: el esplendor final

Finalmente, llegamos a las últimas capas del Sol: la cromosfera y la corona, la atmósfera exterior de nuestra estrella. La cromosfera es una fina capa de plasma que emite un brillo rojizo, visible durante los eclipses solares, mientras que la corona es una capa extremadamente caliente y tenue que se extiende millones de kilómetros en el espacio y es visible como el halo etéreo durante un eclipse solar total. La temperatura en la cromosfera varía desde aproximadamente 4500 Kelvin en la base hasta alrededor de 25.000 Kelvin en la parte superior, mientras que la corona alcanza temperaturas que van desde 1 a 3 millones de Kelvin, con algunas regiones que superan los 10 millones de Kelvin.

En conclusión, el Sol es una joya cósmica compuesta por diferentes capas, cada una con sus propias propiedades y características únicas. Desde el núcleo ardiente hasta la brillante corona, estas capas trabajan en conjunto para proporcionar la energía vital necesaria para sostener la vida en la Tierra. Solo al comprender la estructura interna de nuestra estrella podemos apreciar plenamente la maravilla que es el Sol y su impacto en nuestro mundo.

Referencias:
Ho, M., Chiang, C., Chou, P., Chang, K., & Lee, C. (2008). Optimal sun-shading design for enhanced daylight illumination of subtropical classrooms. Energy and Buildings, 40, 1844-1855.
O., Koch‐Schmidt, P., Tibblin, P., Forsman, A., & Larsson, P. (2019). Vertical movements of coastal pike (Esox lucius)—On the role of sun basking. Ecology of Freshwater Fish.
V., González, M., Bianda, M., Frisch, H., Ramos, A., Gelly, B., & Degl’innocenti, E. (2009). The quiet Sun magnetic field observed with ZIMPOL on THEMIS – I. The probability density function. Astronomy and Astrophysics, 506, 1415-1428.
F., Demarque, P., Li, L., Kim, S., Chan, K., & , D. (2002). Three-dimensional convection simulations of the outer layers of the Sun using realistic physics. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, 340, 923-936.
J., Madjarska, M., Kwak, H., & Cho, K. (2020). Inference of chromospheric plasma parameters on the Sun. Astronomy and Astrophysics, 640.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *